miércoles, 18 de agosto de 2010

El brague... digo... El encuentro. Capítulo 3º (1ª parte)



El joven Mauregato y madre, se dirigian en un coche de caballos hacia el Castillo Darrow, palacio familiar de la Casa Barov, era un lugar bien protegido con blancas murallas como el marfil y fuertes como la más grande las bestias, habia apostados en las almenas guardias armados con balletas y en las puertas dos grandes balistas de asedio armadas y listas para ser disparadas.

El coche de caballos ascendia lentamente por aquella pendiente que llevaba a las puertas del castillo, alli les estaban esperando un par de sirvientes, los sirvientes de confianza de los Barov. El mayordomo ayudó a la anciana Sra. Mardiggan y la doncella ayudó al joven Mauregato, nada más bajarse los sirvientes invitaron a pasar al gran salón del castillo y les ayudaron a sentarse en aquella gran mesa de banquetes.

Mauregato miraba curioso todo a su alrededor y bastante nervioso. Su madre le miró y le dijo con un tono tranquilizador:

Tranquilo hijo mio, todo saldrá bien. Le dice con dulce cara sonriente.

Derrepente apareció un hombre alto y fuerte de perilla negra y cabellos negros largos y vestido finamente y tenia una monoculo en el ojo derecho, se sento tranquilamente a la cabeza de la mesa. Vio a la Sra. Mardiggan y le saluda de manera respetuosa haciendo un movimiento con la cabeza, está hace el mismo saludo aquel hombre que parecia importante.

El hombre saluda al joven Maureganto de manera respetuosa:

Buenos días joven Mardiggan. ¿Estabas impaciente por que llegara este día?

El joven Mauregato, sólo se limitó a encogerse de hombros con nerviosismo. El hombre se echó a reir al ver la manera de actuar de Mauregato.

Veo que no sabes todavía por que está aqui, pero pronto lo sabrás. Dijo sonriente el hombre.


Al cabo de un rato se ve aparecer una figura esbelta, vestida con un gran vestido verde con tonos azul, era una bella joven de buen cuerpo, piel blanca, cabellos negros y ojos verdes. Mauregato al verla se quedó perplejo y se le saltaron los colores. Mauregato pensó...

¿Quien será esta chica tan hermosa y que hará aqui?

Continuará...

El regreso a casa. Capítulo 2º

Han pasado bastantes años, desde que el joven Mauregato Mardiggan, se fuera de su ostentosa casa del Cruce de Corin, para instruirse como Caballero de la Mano de Plata, el pueblo no habi cambiado nada el Sr. Pennywinkle, ya estaba mayor pero seguida vendiendo el mejor pan de la región, la Sra. McGregor la maestra de la escuela seguida impartiendo clases a pesar de su edad, básicamente seguida todo igual.

Al fin Mauregato llegó a su casa, montado en su caballo y vestido con una túnica corta con el símbolo de la Mano de Plata, y unos pantalones métalicos de malla hecho de mitril. El mozo de los establos, ya no era el pequeño Johannes ahora, era un muchacho de la misma edad de Mauregato fornido, y de tez tostada, reconoció enseguida a Mauregato y le dijo:

¡Señorito! ¡Ha vuelto! ¡Su madre se alegrará de verlo!. Dice entusiasmado Johannes.

¿Mi madre sólo? ¿Y mi padre?. Dice extrañado Mauregato.

Me temo... que su padre ha... ha... fallecido... Dice con la cabeza gacha y [i]muy triste el apenado Johannes.


¡¿Qué?! ¡¿Qué le ha pasado?!. Dice Mauregato aterrorizado ante la situación.

Verá... ha sufrido unas extrañas fiebres... y.... Johannes, no podia decir más agarro las riendas del caballo y se fue al establo corriendo, para que no lo viera llorar.

Mauregato, entro corriendo en la casa en busca de su madre, que estaba tranquilamente tejiendo un jersey para Johannes, para que no pasara frío, y sin mediar palabra Mauregato se abalanzó sobre los brazos de su ya mayor madre llorando, su madre no dijo nada y sonrío.

Pa...padre... ha muerto...

Sí... hijo mío, murió ya hace tres años. Pero lo más importante ahora, es que me alegro de verte con vida y que estas entero, ya habrá tiempo para que llores por tu padre... Ahora hay cosas que debemos hacer...

Camino a la rectitud (2ª parte). Capítulo 1º

Llevaba una hora caminando cuando llegó aquel santurio donde habia una pedestal de piedra rodeado de velas encendidas y medio derretidas y encima el Símbolo Universal de la Luz Sagrada; extendió una esterilla de mimbre y preparó el lecho para sentarse y pasar la noche de vigilia observando aquel símbolo de la Luz Sagrada, para demostrar que es un buen escudero y futuro caballero de la Luz Sagrada.

La noche se hacia larga, y los ruidos entre los matorrales parecian más fuertes. Mauregato estaba aterrado y se envuelve con su roida manta aferrandose al monumento y mirando a todos lados horrizado por lo que pueda salir de los matorrales y sin comerlo ni beberlo sale de un salto un ratón de campo, que al ver a Mauregato huye desaporivo por el miedo, Mauregato se quedo algo atonito y se empezó a reir sólo aliviado.

Pasó un par de horas y se oyen pasos que venian del camino y se dirigian hacia al santuario, ahi si que Mauregato estaba aterrado y se escondió detrás del monumento observando por el rabillo del ojo, ve asomar por el camino a un desagradable gnoll, vestido con cueros roidos y portando un machete oxidado, parecía estar olfateando el lugar en busca de comida lo más probable y la encontró, rebusco entre las cosas de Mauregato y encontró sus raciones de viaje y las engulló como si no hubiera mañana. Mauregato estaba aterrado no sabía que hacer ante esa situación y recordó las palabras de su maestro.

Pasaron unos minutos, y el gnoll descubrió a Mauregato cuando este piso una ramita seca. El gnoll se acercó rápidamente y vio al pobre chico tirado en el suelo apuntado con el cuchillo oxidado que llevaba a un árbol en vez el gnoll, el gnoll curiosamente no lo mató, ya que sólo buscaba comida y se marchó. Quizás por el gnoll ya estuviera saciado o por vio a Mauregato un pobre chico aterrado o simplemente era míope nadie lo sabe... Mauregato siguió con sus rezos sentado en la esterilla hasta al amenecer...

Al día siguiente, Mauregato recogió sus escaso equipaje y se puso en marcha para volver junto a su maestro, que lo esperaba a la entrada del camino.
Su maestro montado en su flamante caballo envuelto en su armadura de plata, dirigio una mirada afable a su escudero y le dijo:

Veo que no te has dormido como los demás. La vigilia es una prueba que todo escudero con aspiraciones a caballero, debe superar, asi purificas cuerpo y alma. Y dime ¿Cómo te fue?

Mauregato se estremeció y recordó la escena del gnoll y no dijo nada. Su maestro sonrio, y se puso en camino con el caballo, Mauregato se encogió de hombros y le siguió velozmente.

Este quizás fuera el principio de su camino a la rectitud, como defensor de la Luz...

Camino a la rectitud (1ª parte). Capítulo 1º

Camino a la rectitud (1ª parte). Capítulo 2º

El día normal, para un escudero como Mauregato era el siguiente: Se levantaba cuando el gallo cantaba, tomaba un ligero desayuno de leche y pan, cepillaba el caballo del caballero al que estaba sirviendo y aprendiendo de él, e iba con su señor cada día a entrenar.

Pero ese día, sería un día especial para el joven Mauregato, era el día de su vigilia para ser verdaderamente un escudero, y para ello debia pasar una noche en un lugar aislado en los Claros de Tirisfal, y previamente purificar su alma con rezos en la pequeña capilla que habia al pies de la montaña en las Tierras del Este de Lordaeron. Su maestro y señor le decia:

Este es el camino que debes tomar, para llegar a ser un buen caballero de la Luz Sagrada. Le decía siempre en tono afable. Por suerte el caballero Jerome "El Espiritu puro", era un hombre bueno y no trataba mal a su escudero, como hacian los demás caballeros a sus escuderos.

El joven Mauregato, al principio estaba aterrado, pero cuando estaba en la capilla rezando y meditando para la vigila de aquella, no sentia como una gran seguridad que le envolvia, una fuerza invisible le daba energías para seguir adelante.

Estaba atardeciendo ya, y era hora de partir, su maestro y señor, sólo le acompañaría hasta el camino de entrada del lugar donde debía pasar su noche de vigilia, recorrieron un largo camino desde la capilla de las Tierras del Este, hasta la entrada de un pequeño camino que habia en la frontera de Claros de Tirisfal y las Tierras del Oeste, el camino parecía en bastante mal estado y habia bastante maleza, el joven Mauregato tragó saliva repetidas veces y cargado con sus cosas para pasar la noche y como arma un misero cuchillo oxidado, se adentró en el camino mientras su maestro le gritaba.

¡Que la Luz te proteja! ¡Recuerda las Tres Vritudes! ¡ Y te ayudaran, en tú camino a la rectitud!

Mauregato miró hacia atrás, y recordó a su padre animandole para cumplir sus sueños, y a su desconsolada madre pensando siempre en lo peor, pero a pesar de esto último Mauregato se adentró en el camino, para dirigirse al lugar donde debería pasar su noche de vigilia, para ser realmente un escudero, ya que ese era un paso para convertirse en un futuro lejano o quizás no en un caballero defensor de la Luz Sagrada...

Continuará...